SOLILOQUIO
… San Juan Luvina. Me sonaba a nombre de cielo ese nombre. Pero aquello es el purgatorio. Un lugar moribundo donde se han muerto hasta los perros y ya no hay quien le ladre al silencio; pues en cuanto uno se acostumbra al vendaval que allí sopla, no se oye sino el silencio y eso acaba con uno… conmigo acabo…
María Luz Díaz Machucho.
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