SOLILOQUIO
...su contacto era irremplazable... llegué a pensar , en ciertos momentos, que el contacto lo era todo. Lloraba esas noches pensando que jamás volvería a ser carne con otra carne, que ningún cuerpo en el mundo podría volver a darme lo que me dió el suyo.... hasta que apareció él.....¡que fragilidad la del sexo! La primera vez que él me beso, caí en cuenta de que mi piel me quemaba. Nunca más lo sentiría, eso me había dictado el cuerpo; y sin embargo lo sentí. Cuerpo traicionero. Ningún tacto es único y definitivo, esa fué mi lección. Es el eslabón más débil, por ahí se corta toda cadena, a la larga. Y la mujer que no lo crea así, que encierre su sexualidad creyendo en el imbatible círculo de un solo cuerpo; está -gracias a Dios- equivocada.
ANTIGUA VIDA MÍA
Marcela Serrano
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