El abuelo ideal.
Había una vez un niño de nombre Carlos, habitaba en un lugar lejano de América central. Vivía con su abuelo ya que su mamá había muerto cuando nació, y de su padre nunca supo nada.
Carlos era un niño con mucha creatividad e imaginación, y soñaba con ser escritor, de cuentos para niños y por que no también para adultos que les dejara una enseñanza.
Antes de acostarse siempre le pedía al abuelo que le contara historias, ya que le gustaba escucharlas de alguien que admiraba y por supuesto todas esas las compartía con sus amiguitos de la escuela.
El, asista a una escuela de madera, ya que en ese lugar todos eran muy humildes, pero eso si con muchas ganas de salir adelante.
Cursaba el tercer grado de primaria y a sus 8 años, ya tenía escrito más de 100 historias diferentes que su abuelo le contaba, aunque claro con alguna modificación para que a sus compañeros les parecieran importantes y así prestaran atención cuando él hablaba.
Una tarde después de llegar de la escuela, el abuelo se encontraba acostado en una hamaca, Carlos al verlo pensativo le pregunto:
¿Qué te pasa abuelo? ; el abuelo le respondió. Nada hijo, solo estoy ordenando mis ideas.
¿Cuáles ideas?, pregunto de nuevo Carlos.
El abuelo suspiro y dijo:
Las ideas de la historia que te contare al rato, antes de que te duermas.
Carlos se emociono mucho, ya que admiraba a su abuelo por la forma de contar historias y porque lo consideraba un hombre sabio.
Y esa noche no sería la excepción, después de cenar, lavar los trastes, y ordenar sus cuadernos en un morralito, para tenerlos listos la mañana siguiente, Carlos se fue a la hamaca a esperar al abuelo.
El abuelo cerró la puerta y ventana de madera, apagó la veladora grande que estaba en el centro de una pequeña mesa y tomo una mas chica, la encendió y la colocó en medio de las dos hamacas, donde dormían.
Pidió a Carlos que guardara silencio por que empezaría la historia.
Calos le pidió que le dijera el título, el abuelo por primera vez le dijo que esta no tendría titulo, ya que esta sería la última historia que le contaría porque ya no se sabía más, y que él le debería poner un titulo.
Carlos se quedo callado, y el abuelo comenzó la historia.
Una mujer de nombre Cecilia, huía hacia la ciudad de puebla con su hijo de un año. Tenía enemigos que deseaban asesinar a su hijo y ella tenía miedo.
Un ángel apareció en el borde de la carretera, y cuando Cecilia lo alcanzo, Este le entrego una bolsa de maíz.
Dales esto a las primeras personas y diles que lo planten de inmediato, le dijo.
Al poco rato, vio a dos hombres recolectando un campo de trigo maduro.
Les dijo que un ángel le había ordenado que entregara el maíz y que pidiera que lo plantaran, ellos hicieron caso a lo que Cecilia les dijo.
A la mañana siguiente los enemigos de Cecilia llegaron al campo y preguntaron a esos mismos hombres si no habían visto a una mujer con un niño.
Los hombres respondieron que sí.
Que fue el día que plantaron la cosecha de maíz, respondieron.
Los enemigos de Cecilia miraron hacia el campo de trigo ya crecido y decidieron darse media vuelta e irse por donde habían venido.
Es así como termina la historia, dijo el abuelo. Carlos se asombro mucho porque no había comprendido por que seguían a Cecilia y quién era ese ángel que se le apareció.
El abuelo con lágrimas en los ojos, le dijo:
¡Hijo esta es mi historia!, mi madre salió embarazada de mí y en el lugar donde vivíamos estaba lleno de costumbres y tradiciones muy raras, entre ellas que si una mujer quedaba embarazada y no estaba casada, su destino era matar a la mujer y al niño, mi madre por salvar mi vida y la de ella, después de un año de haber nacido, decidió huir ya que las personas que vivían ahí se convirtieron en sus enemigos, descubriendo que en la casa donde vivía, había un niño y no había otra mujer en etapa de fertilidad más que mi madre, por eso decidió huir, y ese ángel era mi padre.
Él era el dueño de esa tierra, y después de ver que mi madre entrego el maíz a los hombres, y verla tan desesperada decidió darle un refugio en una casita cercana al cultivo, nos llevo hasta ahí y nos pidió perdón por el gran error que cometió, como lo fue el habernos abandonado, mi madre no podía creerlo, ya que no lo reconoció, él la noche anterior soñó con nosotros, que unos hombres nos perseguían para matarnos, y al ver ese suceso en realidad reconoció a mi madre y ella que aun lo amaba lo perdono, y es así como la vida da vueltas, cuando menos te lo esperas, y hasta hoy sigo en esta tierra, que con tanto sacrificio, mi padre trabajo para nosotros.
Carlos no supo que decir, solo se bajo de la hamaca, le di un beso a su abuelo, lo abrazo muy fuerte y le dijo: tú eres un abuelo ideal, porque has sabido valorar las cosas, y sobre todo te hiciste cargo de mí, cuando mi mamá murió, me has educado y me has enseñado a trabajar y echarle ganas a la vida, a tu lado he aprendido el valor de las cosas y sabes que, a mi si me hace falta mi papá, por que como todo niño, tengo ganas de jugar con alguien, a veces me he sentido solo, pero sabes cuando pienso en las historias que me cuentas, me olvido de todo, y por eso te puedo decir que tú vales por mil papás …
Después de esto, el abuelo le dio las gracias a Carlos, ya que solo se tenían el uno al otro, sé seco las lágrimas y el abuelo le dijo a Carlos que él valía por mil nietos, ya que a su corta edad, también había aprendido cosas de él.
Carlos sentado junto a su abuelo y con una gran sonrisa, le dijo:
Este cuento se llamara, el abuelo ideal. Colocando sus manitas abiertas, junto a las de su abuelo, le prometió, que esta sería la primer historia en su libro y que estaría dedicado a él.
Y que lo que aprendió, fue que es bueno rectificar los errores, agradecer y saber valorar el esfuerzo de los demás, y que a pesar de la vida que uno lleve es bueno pensar en mejorar día a día y porque no tener sueños e ilusiones como yo.
Dándole otro abrazo al abuelo y sonriendo; le dijo, por eso te admiro abuelo.
y los dos terminaron riendo y abrazados, demostrandose asi, el cariño que se tenian el uno al otro.
FIN